Monseñor Satué, el obispo de Teruel y Albarracín, está solicitando la promoción de “treguas” durante la temporada navideña, cuando sea más “oportuno”

TERUEL, 24 (EUROPA PRESS)

El obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, monseñor José Antonio Satué, ha afirmado que la Navidad es un tiempo “propicio para promover treguas”, tal y como atestigua la historia.

Ha indicado que en la época navideña resulta “especialmente necesaria una tregua, que alivie el dolor provocado por las guerras y sosiegue el ambiente de crispación en el que vivimos sumergidos”. Ha añadido que es necesaria “para experimentar la fraternidad que une a todos los seres humanos y para caer en la cuenta de que ningún pueblo, ningún grupo social puede por sí solo lograr la paz, el bien, la seguridad y la felicidad”.

Ha argumentado que “somos una comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos”. Ha añadido que la tregua permitirá “reconocer nuestros errores y aprender a dialogar, para enriquecernos mutuamente y construir una sociedad donde las diferencias conviven complementándose, enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente”, porque de todos se puede aprender algo, “nadie es inservible, nadie es prescindible”.

CULTURA DE LA ACOGIDA

Asimismo, ha reclamado una tregua para impulsar la cultura de la acogida y del cuidado, para apreciar la grandeza de lo pequeño, la belleza de la creación, el valor de la sencillez, la sabiduría de la experiencia, la fuerza de la debilidad y el poder del amor. “Hemos entrado en el juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil, por lo que las andes masas de la población se ven excluidas y marginadas”, ha observado.

En este contexto utilitarista, “debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, la persona humana corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación”, ha pronunciado monseñor Satué.

Por último, ha solicitado una tregua “en este mundo trepidante en el que muchas personas experimentan un profundo desequilibrio, que las mueve a hacer las cosas a toda velocidad para sentirse ocupadas, en una prisa constante que a su vez las lleva a atropellar todo lo que tienen a su alrededor”.

Ello permitirá recuperar “la serena armonía que nos permite reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar el misterio de la vida y el misterio de Dios que, haciéndose pequeño y próximo, nos contagia su ternura y su paz”.

“Hagamos posible que el espíritu navideño se adueñe de todas nuestras trincheras, y que la tregua de estos días se convierta, con nuestro compromiso diario, en paz estable para todos los hombres y mujeres de buena voluntad”, ha zanjado.