Desde aquel lejano 1992 cuando el primer AVE (Alta Velocidad Española) surcó las vías españolas conectado Madrid y Sevilla, España se ha convertido en la locomotora de la modernidad ferroviaria europea. Una innovación que sigue sin llegar a diferentes capitales de provincia como es Teruel.
Los 133.298 habitantes de la provincia de Teruel siguen esperando una promesa incumplida, un derecho que se les sigue negando y que en pleno 2023 parece más cercano a la ficción que a la propia realidad: “Veremos volar los cerdos antes que el AVE parando en Teruel”, señalaba un usuario a través de las redes sociales.
Y es que, cada vez que aparece una información de la llegada de la alta velocidad a tierras turolenses, la sorpresa y la falta de creencia se adueñan de los vecinos y vecinas aragoneses: “Ya no respetan ni el calendario, ¿las inocentadas no son el 28 de diciembre?”, reseña otra usuaria, incluyendo una cuestión “¿Qué ave? El quebrantahuesos o el carroñero, jaja”.
¿El AVE es una opción de futuro o un sueño imposible? Una cuestión que se repite en la cabeza de los miles de turolenses, año tras año.
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