Muchas personas han experimentado esto: tener la vejiga a punto de explotar, entrar a un bar para usar el baño y el personal les recuerda que es solo para clientes. Ahora hay otra restricción: muchos bares piden a sus clientes que se aseguren de que están orinando y defecando exclusivamente materia orgánica resultante de productos consumidos en el local, no de fuera. Los restauradores están cansados de que sus instalaciones se usen para manejar residuos que, a su juicio, no les corresponden. Por lo tanto, “es lógico“.
“Si a media comida tienes heces, es evidente que esos desechos no se han producido en el establecimiento, porque no ha dado tiempo a digerirla, por tanto lo más normal, es regresar a casa, hacer esas necesidades allí y regresar al bar a seguir comiendo”, añadía J.M.G., de un establecimiento turolense que no ha querido aportar su identidad.
Curiosidades que parecen surrealistas pero que se convierten en realidad, como lo que señala este mismo y bromista restaurador, cansado de la gente que no hace caso: “Reconoceríamos su rostro o podrían mostrarnos el recibo para demostrar que fueron clientes aquí un día antes. También podrían acercarnos los desechos en una fiambrera”.
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