En un caso que ha generado amplia atención, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a F. I. P., un aragonés nacido en 1972, a un año de prisión por un delito de abuso sexual. Sin embargo, el tribunal lo ha absuelto del delito de agresión sexual por el que inicialmente fue acusado.
Los hechos se remontan a la noche del 14 de junio del año pasado. La víctima y F. I. P., quienes se conocen desde la adolescencia y habían retomado el contacto en 2017, incluso manteniendo una relación de índole sexual, cenaron en la casa del ahora condenado. Durante la velada, la mujer, que sufre de fascitis plantar, solicitó a F. I. P. un masaje en los pies mientras se relajaba en la hamaca de la terraza.
Según la sentencia, presidida por el magistrado Alfonso Ballestín, el masaje derivó en actos inapropiados. F. I. P. bajó el sujetador de la mujer y le acarició uno de los pezones, extendiendo posteriormente el masaje a los muslos, glúteos y la zona anal de manera superficial. Estos hechos fueron admitidos por F. I. P. durante el juicio y en mensajes de WhatsApp intercambiados con la víctima al día siguiente, donde pidió disculpas y justificó su comportamiento.
A pesar de las acusaciones de la víctima de haber sufrido penetración anal con los dedos, lo cual F. I. P. negó enfáticamente en el juicio, los magistrados no encontraron pruebas suficientes para sostener la acusación de agresión sexual. La víctima mantuvo su versión en todas las fases del proceso judicial, describiendo un dolor agudo y la actitud desafiante de F. I. P. durante el incidente.
La defensa, liderada por Alejandro Soteras, argumentó que la denunciante actuó por animadversión y actitud altiva, solicitando la absolución de su representado. A pesar de la absolución del delito de agresión sexual, el tribunal ha impuesto a F. I. P. una orden de alejamiento de 200 metros por dos años, una indemnización de 1.000 euros a la víctima y el pago de las costas procesales.
Esta sentencia aún es susceptible de recurso ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA). El caso pone de relieve la complejidad de los procesos judiciales en casos de abuso y agresión sexual, así como la importancia de una valoración detallada de las pruebas y testimonios presentados.
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